Montefrío, un pueblo con vistas

Recientemente tuve la ocasión de pasar un fin de semana con Irene en Montefrío, un precioso pueblo granadino. Se encuentra a apenas 1h 20 de Jaén, en un bello paraje de lo que fue, en otros tiempos, la frontera del reino nazarí de Granada.

Montefrío es un pueblo blanco y en cuesta, similar a otras localidades de Andalucía como por ejemplo Casares o Frigiliana. Quizá Montefrío se encuentra algo más apartado y lejos de los grandes núcleos turísticos, por lo que da a la vez una impresión de tranquilidad y decadencia.

En Montefrío hay muchos y muy bellos miradores. El más célebre es el Mirador de National Geographic, llamado así porque la revista lo eligió una vez como uno de los lugares con mejores vistas del mundo, y colocó su imagen como portada de la publicación. Quizá es un poco exagerada tal consideración, aunque no se puede negar el atractivo de las vistas, que pudimos disfrutar a la hora del mediodía y del atardecer.

El centro del pueblo es la Plaza de España, en torno a la que se encuentran la mayoría de bares y comercios. Antes de comer, echamos un vistazo a la Iglesia de la Encarnación, un curioso edificio circular inspirado en el Panteón de Roma.

Ya por la tarde comenzamos una ruta hacia la colina que corona el purblo, en donde estuvimos visitando la iglesia de la Villa, de estilo renacentista, y las ruinas de la alcazaba árabe. Una vez más, me pareció que lo mejor de este lugar son sus vertiginosas vistas sobre el pueblo.

De vuelta en la Plaza de España (en donde el pueblo se había congregado con motivo de una boda) continuamos la ruta callejeando hasta la iglesia y el convento de San Antonio, un bello edificio que también se encuentra elevado y ofrece una perspectiva distinta del pueblo. Para completar el paseo, visitamos por segunda vez el Mirador de National Geographic.

Otro motivo para visitar Montefrío es sin duda su gastronomía. Es especialmente destacable el queso de oveja de Montefrío, de sabor fuerte y recio. Se puede comprar en una tienda de productos típicos llamada Monteftur, que por cierto fueron también los que nos alojaron en un apartamento que tienen disponible en booking.com.

LA PEÑA DE LOS GITANOS

El domingo por la mañana hicimos una excursión senderista a un lugar muy próximo al pueblo, con un gran valor paisajístico y arqueológico: la Peña de los Gitanos. Se encuentra en una propiedad privada, por lo que hay que llamar y concertar la visita previamente. Podéis encontrar más información aquí.

El recorrido va atravesando un paisaje primero de olivar y luego de prados y encinas. Por el camino se pueden ver un buen número de dólmenes y tumbas, que se remontan a épocas prehistóricas.

ÍLLORA Y MOCLÍN

Antes de acabar la mañana, dimos un  breve paseo por Íllora, otro pueblo cercano que tiene dos monumentos emblemáticos: la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, creada por Diego de Siloé, y el castillo árabe, que lamentablemente no pudimos visitar por estar en obras. Posiblemente, lo que más merezca la pena en Íllora pueden ser la vistas desde el castillo, al que no pudimos acceder.

Ya por la tarde, hicimos una parada en Moclín, un pueblo que me gustó mucho. Como Montefrío, tiene también estupendas vistas, que desde la carretera dejan ver el pueblo subiendo por una colina coronada por el castillo. El castillo árabe comparte protagonismo con el Santuario del Cristo del Paño, una imagen muy venerada en la zona y sobre la que se organiza una famosa romería el 5 de octubre.

También es destacable en Moclín una ruta que, cerca del pueblo, lleva a una antigua cantera y a unas trincheras de la Guerra Civil española, muy bien conservadas. En definitiva, Moclín me pareció uno de esos rincones desconocidos de Andalucía que realmente valen la pena conocer.